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domingo, 17 de junio de 2012

Inocentes


Se dispersa el miedo por mi cuerpo.
Los días no son felices ni mucho menos las noches.
Llora, sufre el ver a tu hija agonizando... si nada más puedes hacer.
¿Quién hace daño?
Nadie defiende... y todos atacan.
Tan sólo queda sufrir, correr y esconderse.
¡Quién sabe cuánto tiempo!
Los disparos continuos son las melodías que dan inicio al sueño,
y también a la pesadilla.
Llora, sufre el ver a tu hijo siendo llevado.
¿Qué puedes hacer? Si no hay marcha atrás.
De un golpe en el suelo quedas.
La vida sigue. Y en los "tiempos libres" ríes por segundos, minutos
y con suerte, horas.
¡Ya no basta con rezar! La fe no es suficiente.
Esto no acabará.
La gente hoy no piensa. Hoy no siente.
¿Dónde quedan los juegos y las bromas?
¿Dónde quedan los primeros amores y las travesuras?
¿Dónde queda esa vida por delante?
Si al final de un disparo todo se esfuma.
¿Dónde quedan los sueños?, si de un disparo mueren.
¿Dónde queda la vida de los inocentes?

Nube gris


Envuélvete en tu propia carne.
Sonríe y escucha lo que te advierte.
Sabes que es lo incorrecto,
sin embargo vuelves a pisar en mierda.

¡Qué melodías tan realistas!
Lo siento "nube" gris.
Tendré que apropiarme nuevamente de usted.
Acostarme y ensuciarla.

Fase siguiente a la inocencia pura
que ya desde criatura
había llegado.
Pues que ha de hacerse
si no se puede regresar al pasado.

 ¡Jódete! constantemente se repite.
Vuelve cada vez más fuerte.
Que ha de hacerse.
Si al frío soy adicto.


Se vuelve cómplice de mi desgracia.


Miro algo en la nada.
No sé que será.
No entiendo aún lo que hago.
Ni sé por qué será.

Está flotando.
Trato de descifrarlo o de averiguarlo.

Ya empiezo a delirar.

Dime "nube” –y así te llamé–:
¿Qué mierda eres tú?

Ismael - Carta de una madre


¿Qué puede hacer la naturaleza
cuando los sueños son fortalezas?
¿Quién morirá en miedo,
quién sufrirá en penas?
¿Quién te borrará de mi memoria
pequeño héroe mío?

Ahora estoy incompleta.
Sólo las lágrimas me acompañan.
!Oh, pequeño héroe mío!,
sé que estás entre brazos de ángeles.
!Oh, pequeño héroe mío!,
aún oigo tus risas.

Aún salgo a ver el cielo en el alba
cuando ya mi sueño ha acabado.
También en el crepúsculo espero tu imagen.
Espero tus risueñas palabras.

¡Oh, Rey de Reyes!
¿Dónde has estado?
Si es tu voluntad,
responde sin hablarlo.

!Oh, héroe mío!,
¡cuánto te extraño!

¿Quién morirá en miedo,
quién sufrirá en penas?
Tu no, Ismael mío.
Tu no...

Seré yo… quien así muera.

Telarañas


Dolores sublimes.
Deseos interminables.
Mi cabeza no soportaba más,
sin embargo seguía ahí sentado.

Distintos perfumes.
Veneno secreto.
¿Creíste que me quedaría?
¿Que no lucharía?

Todo se volvió pequeño.
Todo parecía eterno.
Tan sólo minutos.
Unos malditos minutos sin sueños.

Creí quedar ahí.
Creí soñar ahí.
Pero hablaste y escuche.
No hice oídos sordos.

¿Creíste que me quedaría?
¿Que no lucharía?
La luna vuelve a bajar
y mis sueños siguen tu voluntad.
Sueños sin telarañas de recuerdos

Encuentros


Dejas luego de cada encuentro, una sonrisa en mi rostro.
Un sueño, una felicidad sumada a la egolatría.
Rostro terso, labios preparados para iniciar y finiquitar un beso.
El frío invade nuestros cuerpos.
Solos o casi solos,
contemplamos nuestros egoísmos.
Deseos mutuos,
que desean ser arraigados en nuestros corazones.
Gente inoportuna. Un silencio.
Murmullos y sonrisas.
El tiempo transcurre
y mis labios como imanes son pegados a los tuyos.
Un infinito placer invade el alma.
Pues, el necesario para dormir con calma.
Dolerá el día en que el tiempo de la espalda.
Si supiera el día, preparado he de estar.
Para que las lágrimas no sean mayores que mis penas.
Y viceversa.
Pero ahora he de pensar en ti.
Solo en ti.

Ojos


Los ojos.
Sí. Los ojos.
Nada más que te atormente.
Nada más que te perturbe.
Es repentino.
Sí, tan fácil y repentino.
Libre y solo.
Tan fácil y repentino.
Los ojos...
Sí... los ojos...

Actos obvios


Pues siento morir. Mi corazón romperse. 
Siento caer más y dejarme llevar por la pena de ser 
roca en un camino extranjero.
Pues siento morir. Mi alma desvanecerse.
Mi cuerpo sigue aquí, sin razón aparente.
¿Son mis sueños los únicos que podrían salvarme?
¿O se ahogarían junto con mis lágrimas?
Que se caiga el cielo que estoy listo para el desgarro indoloro.
Para la punzada sutil y tierna. Para llorar y sentirme hecho.
¿Qué queda ahora que sólo estoy solo?
No busco ayuda ni alguien que sea capaz de levantarme la mirada.
¡Si ya todo lo he escuchado! Ya todo he comprendido...
¿Quién se hunde sólo en un naufragio con próximo y fiel rescate?
Pues si, yo.
¿Por qué será que mi corazón late con velocidad al saber que llegará?
Ya es obvio la "obviedad" de mis actos, 
y mi corazón duro se sigue endureciendo.
Adiós soledad y llanto de las ocho en punto. 

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